Aunque apenas se solicitó el apoyo, la crisis ya les pisa los talones…
El Gobierno del Estado de Sinaloa mandó de nuevo una solicitud formal a la Coordinación Nacional de Protección Civil, buscando respaldo urgente ante los estragos de la sequía que ya está pegando duro en varias zonas del estado. Esto, en un contexto donde las afectaciones al campo, los pueblos y las familias más vulnerables se han vuelto parte del día a día sin que haya respuestas claras ni efectivas desde el centro del país.
El gobernador Rubén Rocha Moya informó que esta gestión es para activar recursos y medidas extraordinarias que permitan atender la emergencia climática. Sin embargo, la realidad es que los efectos de la sequía no son novedad. Ya desde diciembre se había mandado una petición similar, pero fue rechazada por las autoridades federales. Hoy, con el agua cada vez más escasa, vuelven a tocar la puerta.
Según Rocha, es necesario que la Federación reaccione rápido, ya que muchas comunidades están sin acceso regular a agua, y los productores agrícolas enfrentan una temporada crítica. Las lluvias no han llegado y los niveles de presas y pozos no dan señales de recuperación. Y mientras tanto, la burocracia sigue pidiendo papeles y validaciones mientras la tierra se seca y la gente aguanta.
Este llamado al Gobierno Federal se da en un contexto donde la violencia y el abandono institucional también golpean con fuerza en zonas rurales. La combinación de inseguridad, desplazamiento forzado, falta de inversión en infraestructura y ahora la crisis hídrica, deja a cientos de comunidades fuera del radar y sin garantías mínimas de sobrevivencia.
Lo preocupante es que, aunque se reconozca el problema y se pidan recursos, la respuesta ya viene tarde, y lo más probable es que la ayuda —si llega— lo haga cuando el daño esté hecho. Sinaloa no sólo enfrenta una sequía climática, sino también una sequía política y de voluntad real para atender el fondo del problema.
Habrá que ver si esta vez la Federación escucha y actúa, o si otra vez se escudan en tecnicismos mientras la crisis avanza. Lo cierto es que en los pueblos de la sierra y el valle, la urgencia ya no se puede disfrazar.